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Muy cerca de Muriel Spark

Muriel Spark es mi re-descubrimiento de este año. He tenido la oportunidad de leer un par de libros suyos, gracias a La Bestia Equilátera. Este nuevo libro, donde aparece un alter ego de ella e incluso un método para adelgazar, titulado Muy lejos de Kesington, es reseñado por Laura Galarza.
“Tengo una oreja que escribe”, afirma en el prólogo a Mary Shelley quien fuera nombrada Comandante de las Artes y Letras en Francia en 1988. Será por eso que leer a Muriel Spark es como escuchar. O también como pasarse una tarde con una amiga lúcida, incisiva y ocurrente, de esas que, sin dejar de ver el lado oscuro de la vida, lo comprenden. “Había algo en mí que invitaba a las confidencias”, dice la señora Hawkins, alter ego de Spark y protagonista de Muy lejos de Kensington.
Esta joven rellenita y bien predispuesta atiende los problemas de los vecinos de esa pensión de los suburbios londinenses ambientada en los ’50. La señora Hawkins los conoce también por sus ruidos. La costurera Wanda y su máquina de coser, la joven Isobel y el teléfono, la enfermera obsesiva de la limpieza que corre muebles y un silencioso matrimonio sin hijos. “Gratis, incluido en el by Text-Enhance" href="http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4818-2012-10-08.html#" target="_blank">precio del libro”, según aclara la señora Hawkins, en Muy lejos de Kensington hay consejos para los lectores. Consejos que terminan siendo el ícono de la novela: los que quieran adelgazar deben comer de todo, la mitad; la que vaya a casarse, antes debe ver al novio borracho, y si andan con problemas, hacerse un viaje a París. Para los escritores, comprarse un gato porque ayuda a la concentración. Y empezar las novelas como si le fueran a escribir a un amigo. Porque la señora Hawkins es editora y en ocasiones le toca vérselas con jovencitos que se creen Proust apenas comenzar. “Escribe sobre algo en concreto”, le sugiere al que acaba de enviarle una novela “larga e incoherente”.
Lo cierto es que a Hawkins van a llamarla por su nombre de pila recién a mitad de libro cuando logre bajar de peso poniendo en práctica su propia fórmula. “Más adelante, cuando decidí ser delgada, noté inmediatamente que la gente no me contaba tanto sus pensamientos.” El sobrepeso preocupó también a Spark, quien consumía pastillas para adelgazar. Las señoritas de escasos medios, precisamente, transcurre en una residencia para mujeres jóvenes que se escapan por la noche a la terraza. Como la residencia ofrece una dieta rica en harinas, algunas deben untarse el cuerpo con aceite para poder pasar por la estrecha ventana que las conduce a la libertad.
(…)
Admirada por autores como John Updike, Tennessee Williams, David Lodge, y elogiada por grandes críticos como Frank Kermode, Muriel Spark escribía a mano en cuadernos de espiral. Cuando se paralizaba frente a la hoja en blanco, iba a su reserva, buscaba uno nuevo y volvía a empezar. La escritora Shirley Hazzard la recordaba como una mujer que veía el mundo con ojos de rayos X. Cuando murió, el 13 de abril de 2006, a los 88 años, en un pueblo de la Toscana junto a Penélope Jardine, pintora, escultora y amiga incondicional, Muriel Spark aún escribía cada mañana, como aconseja hacerlo la señora Hawkins: en compañía de su gato bien acomodado bajo la lámpara.

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