Gracias a la simplicidad: “Sanshiro”, de Natsume Soseki.

Sanshiro, de Natsume Soseki.



Precio: EUR 7,21 Autor: Natsume Soseki Editora: Penguin Classics Formato: eBooks Kindle Nacionalidad: Japonesa

Se trata de una de las obras de ficción más aclamadas de este clásico japonés, considerado el padre de la Literatura nipona contemporánea. Una especie de novela de iniciación en la que Soseki, de la mano del joven Sanshiro, un muchacho de 23 años que sale por primera vez de su entorno campesino, nos adentra en los misterios de la incipiente ciudad que entonces era Tokio, principios del siglo XX. La propuesta podría resultar banal, de no estar escrita desde la más genuina y sincera mentalidad japonesa, apoyada en su limpia prosa, lo que hace de esta nouvelle un breve tratado de la realidad en el más extremo Oriente.

Tal vez atraída por esa simplicidad aparente (considérese desconocimiento), quise descubrir un escritor nuevo para mí, empezando por su obra más aparentemente naif, de acuerdo a su argumento. Hablo de Sanshiro, de Natsume Soseki. Que un autor japonés desconocido en mis registros, pero considerado padre de la actual narrativa de su país y que cuenta con muy abultada bibliografía (triple ignorancia la mía), contara el descubrimiento de su modernidad, fue algo así como irresistible. Buscaba y encontré la senda no sólo de Murakami, y sus adorados éxitos, o el más reciente descubrimiento de Tanizaki y “El elogio de la sombra”, sino el sentido nipón que siempre he apreciado por pinzas o palillos, por tan leves aproximaciones. Sanshiro, el joven nipón que da título a la obra, no me defraudó sino que al contrario me alentó a indagar, a seguir leyendo y aprendiendo de la sencillez de esta cultura tan compleja en sentimientos, tan clara y sencilla en sus expresiones. No es de extrañar que las obras de Soseki se reediten ahora, o que títulos como el mencionado de Tanizaki y novelas como las de Murakami, estén cosechando legiones de seguidores. Les cuento que Sanshiro es un joven rural, allá en la primera década del XX, que se aventura a la metrópoli que entonces Tokio no soñaba ser. Es delicioso escucharle contar que en la ciudad hay muchos hombres y también, muchas mujeres; lo mucho que le cuesta subirse al tranvía y entender el trazado de sus líneas, y todo en este plan. Es una delicia volver a Japón: el de entonces e incluso el de ahora, y contemplar el mundo desde nuestra primigenia naïveté
: tal vez esto nos haga ser más puros.